La mayoría de las personas mayores son autónomos e independientes, y una minoría necesita cuidados de los demás. Éste es el caso de las personas que sufren la enfermedad de Alzheimer.
Cuidar a una persona mayor conlleva esfuerzo y dedicación y en muchos casos implica renuncias a otra forma de vida, a dedicar más tiempo al resto de la familia, a los amigos, a uno mismo. Afortunadamente, cuidar también significa el descubrimiento de aptitudes y habilidades que, de otro modo nos hubieran pasado desapercibidos.
Todos sabemos que la ayuda que proviene de la familia es, en principio, la mejor que se puede ofrecer a las personas mayores y que recibir esta ayuda, es una buena forma de que las personas sientan que sus necesidades físicas, sociales y afectivas están resueltas.

Consejos prácticos

  • Acérquese a su familiar con calma y háblele en tono pausado Presione la parte del cuerpo donde se manifiesta la agitación.
  • Intente distraerle, no le regañe, y algunas veces sólo funciona el que usted lo ignore.
  • Si el gesto que se repite es con las manos, aprovéchelo para doblar ropa, contar pinzas, utilizar un simple monedero, etc.
  • Procure no dejarle sólo, se debe supervisar a distancia.
  • Es recomendable utilizar música suave que relaje la situación ambiental
  • Nunca negarle la alucinación, para él es real.
  • Tranquilícele, hablándole en un tono suave, diciéndole en todo momento quien somos, para que él se sienta confiado y seguro.
  • Intente distraerle mostrándole algo que le guste.
  • Si la alucinación no le causa angustia, ni entraña peligro, puede no ser necesario intervenir.
  • Consulte a su médico, pues será́ necesario revisar la medicación.
  • Sitúele en un espacio conocido y familiar. Escúchele para que se sienta atendido.
  • No discuta con ellos. No le dé la razón, ni le lleve la contraria. Dígale que le va a ayudar.
  • Si tiene delirios de robo, preste atención a los lugares donde suele esconder las cosas.
  • Desvié su atención hacia cosas o actividades agradables.
  • Conviene organizarle actividades que le resulten placenteras, esto aumentará su estado de ánimo.
  • Hágales sentir útil dentro del entorno familiar.
  • Si el mayor enfermo no desea cooperar en algo es preferible no insistir. Distráigale y vuelva a intentarlo más tarde.
  • Fomente que realice algún ejercicio físico y anímele a relacionarse con otras personas.
  • Organícele una actividad física durante el día.
  • Evite cabezadas diurnas o que duren más de 30 minutos.
  • Haga que siempre se vaya a la cama a la misma hora.
  • Prepare cenas ligeras y evite exceso de líquidos antes de ir a la cama, podría aumentar su excitación.
  • El dormitorio debe ser silencioso y con luces tenues.

Los cuidadores se aventuran, por imposición de su realidad, en una tarea con una gran dosis de empeño y voluntad, pero a lo largo del camino se ven expuestos a un buen número de emociones y sentimientos. Algunos de ellos son positivos, como los sentimientos de satisfacción por contribuir al bienestar de un ser querido. Pero también, frecuentemente, las hay negativos, como la sensación de impotencia, sentimientos de culpabilidad, de soledad, de preocupación o de tristeza. A veces los cuidadores tienen sensación de que su salud ha empeorado desde que comenzaron a cuidar a sus familiares mayores. Es importante que el cuidador tenga suficientes conocimientos que le ayuden a prepararse en esta labor de cuidados, conozcan a los profesionales de referencia y manejen guías orientativas que les permita reconocer y expresar sus preocupaciones y sentimientos acerca de las enfermedades, del enfermo y de sí mismo como cuidador.
Si usted es cuidador de padre, madre, esposo, esposa, suegro, suegra o herma- nos que padecen la enfermedad de Alzheimer va a precisar a lo largo de su trayectoria como cuidador principal consejos y apoyos de distintos profesionales médicos, de enfermería, psicólogos o trabajadores sociales. ¡Pídalos! No está solo.